Problemas habituales con el agua de la piscina

Es espectacular tener una piscina en los espacios libres de nuestro hogar, sobre todo durante el buen tiempo, pues nos brinda relajación, liberación del estrés, además de realizar ejercicio, tomar el sol o leer un buen libro a su alrededor. Las piscinas necesitan de mantenimiento para que se encuentren libres de algas, limpias y sin malos olores. En este artículo conocerás los principales problemas que puedes tener al poseer esta herramienta de distracción.

La presencia de algas es frecuente en estos espacios, pues aparecen de primero, existe una gran variedad de ellas: las que habitan con características propias de este ecosistema, se puede encontrar alrededor de tres tipos: las verdes son muy comunes, podemos verlas flotando en la superficie o adheridas a sus paredes. Se ve el agua verdosa y sucia. En este caso no se puede utilizarse la piscina ni para bañares. Otro tipo son las algas mostazas que solo las vemos en las paredes, las cuales no flotan y sus aguas se observan limpias. Existe un tipo de algas que también tiene predilección por las paredes, estas son de color negro y su eliminación se hace difícil.

Para prevenir que estas invadan tu piscina, debes realizar mantenimientos preventivos, aconsejados por los profesionales, ellos utilizan productos que se conocen como mutilación, pues actúan en contra de las algas y todos aquellos elementos que pueden ensuciar el agua de la piscina.

Estos productos deben dosificarse y aplicarse según las recomendaciones del fontanero. Si tu piscina ha sido invadida por las algas, debes aplicar limpia fondos de piscina para asear tanto el interior como las paredes, luego se colocará dicloro, cuya acción será rápida más un alguicida.

Además de las algas, el agua turbia es un problema frecuente de las piscinas, esto se debe a que algunos elementos se encuentran flotando en el agua y debido a que son muy pequeños los filtros que posee la piscina, no pueden eliminarlos, las algas pueden poner el agua turbia, la alteración del Ph, causa este inconveniente, se debe medir este valor que va de 7,2 a 7,6. Factores climáticos como la lluvia y el viento pueden haber atraído arena polvo, y otros elementos, haciéndola ver turbia.

En estos casos, se debe verificar que el sistema de filtración se encuentre funcionando sin ningún tipo de problema. Si desconoces como lograrlo, busca a un fontanero experto en el funcionamiento de piscina. Debes corroborar que la bomba del filtro esté funcionando bien, una vez revisado esto procedes a la aplicación de productos como los alguicidas, en caso de la presencia de algas. Con esto solucionaras el problema. La variación del Ph es un problema que vemos comúnmente en las piscinas y es conocido como uno de los más importantes. Se recomienda hacer mediciones semanalmente para verificar estos niveles.

En caso de encontrarse elevado, puede ser la causa de problemas de piel, como irritación o trastornos en los ojos. Si se encuentra bajo, además de lo anterior, tendríamos el riesgo de corroerse los metales y estimularía el crecimiento de las algas. Si no se toman las previsiones del caso puede ser un problema grave, de lo contrario, se puede combatir con mucha facilidad.

Para controlar el pH basta con colocarle los productos adecuados para realizar el análisis. La cal es otro problema que puede aparecer en las piscinas si no es tratada a tiempo, su presencia no impide el baño, pero si puede obstruir los conductos, en ese caso, debes solicitar los servicios de un fontanero. La podemos encontrar en las paredes, depósitos especiales y en los limpia fondos. Se deben vaciar los recipientes en los cuales se han depositado. Luego se medirá el Ph, lo habitual es que aparezcan cuando hay variaciones, si todo está normal, se deben aplicar productos antical.

Cuando se perciba un fuerte olor a cloro, puede ser exceso del mismo, incluso se puede modificar el Ph de la piscina, en este caso, lo primero que se debe realizar es su medición para luego contrarrestar el cloro presente en la piscina. Debe realizarse un test según el tiempo que indique la aplicación del producto.